INGENIERÍA GENÉTICA Y SALUD III. TÉCNICAS DE DEGRADACIÓN DEL ADN.

Por degradación de ADN se entiende la destrucción de su cadena, obteniendo los nucleótidos constituyentes. En algunos casos, incluso pueden obtenerse las bases nitrogenadas aisladas de los fosfatos y las pentosas.

            Al igual que sucede con las proteínas, el ADN puede ser desnaturalizado, alterando algunas propiedades físico-químicas del medio (calentando, por ejemplo). Con ello se consigue separar las dos hebras de ADN, que posteriormente pueden volver a formar por puentes de Hidrógeno una doble hélice. Esto puede hacerse, por ejemplo, para medir el grado de reasociación de dos fragmentos monocatenarios de ADN de diferentes procedencias y hallar así parentescos entre individuos, distancias filogenéticas entre especies diferentes, etc.

            Pero si las condiciones del medio son alteradas más enérgicamente (variando el PH a extremos muy ácidos, por ejemplo), conseguimos incluso romper los enlaces fosfodiéster y el ADN se descompondrá en sus nucleótidos constituyentes. Es el llamado método de degradación química y se usa para conocer el porcentaje de cada una de las bases nitrogenadas de un ácido nucléico.

            También existen, sin embargo, enzimas que realizan este trabajo hidrolizando los ácidos nucleicos. El grado de especificidad de estas enzimas varía. Las hay que actúan sólo sobre el ADN, otras que lo hacen únicamente sobre el ARN, y también otras que rompen cualquier enlace fosfodiéster. En general este tipo de enzimas son clasificadas en dos grupos: exonucleasas y  endonucleasas. Las primeras actúan sobre polinucleótidos que tengan los extremos libres, e inician la digestión en el final de las cadenas (por el extremo 3’, por el 5’, o por cualquiera de los dos). Las segundas son capaces de comenzar la hidrólisis por cualquier punto del polímero, por lo que no dependen de la existencia de extremos libres, y pueden ser utilizadas para destruir en piezas plásmidos circulares de ADN o cromosomas bacterianos. Los fragmentos a los que dan lugar poseen unos tamaños variables (a diferencia de las exonucleasas que suelen dar como producto nucleótidos monofosfato).